Un libro, una película
Otro año llega y con este nuevo año llega abril y con este mes el BAFICI. Estudio Libres este año también recomienda películas pero de la mano de un libro.
Hay que aprovechar los tiempos muertos del festival, los que se dan entre película y película, y lo mejor es buscarse un espacio y leer. Plaza Francia en la zona del Village, el barcito del Artemultiplex y la calle Corrientes con su Sala Lugones y sus mil librerías. No hay plan más lindo que ver películas y leer. Acá acercamos algunas opciones.
1: Vacaciones de Isabella Eklof y Una novela criminal de Jorge Volpi
Una novela criminal, la nueva no ficción de Volpi, viene de ganar el premio Alfaguara y el apoyo de la crítica. Acaba de llegar a las librerías de Buenos Aires y no decepciona. Quien la tenga en sus manos queda atrapado en una vorágine de crímenes y delitos sucedidos en México y totalmente verdaderos. Volpi hace literatura de no ficción pero el ritmo que le imprime es acelerado y adictivo. La novela tiene eso que demanda la buena literatura: te mete adentro y no te deja salir.
Vacaciones encuentra su estreno en América Latina. Eklof se mete con la mafia turca y se dedica a seguir los pasos de los gángsters en la riviera. Con una protagonista a la cabeza, Sascha, y un ritmo desenfrenado lleno de lujos y creciente violencia, Vacaciones aterriza desde Sundance directo al BAFICI.
2: Los amantes regulares de Garrel y Un Mensaje sin código/Ensayos completos en Communications de Barthes
Garrel es absolutamente todo. Todo lo que hizo Garrel está bien en la vida pero L.A.R. está especialmente bien. No solo es bellísima, poética, comprometida y política, es cine en su totalidad. Filmada en un blanco y negro del más fino calibre, Garrel se mete con todas las ilusiones de los jóvenes del mayo del 68 y tira metraje sin pausa porque puede. Las utopías, las contradicciones, la música, la belleza y la derrota. Todo convive en Garrel y todo conmueve, conmueve y modifica. Quien ve a Garrel cambia y cuando cambia, lo hace para bien.
Barthes… una vida entera leyéndolo. Siempre tiene una palabra, un artículo, un libro o una entrevista que pasan a formar parte de la construcción de lo que llamamos “intelecto”. No solo eso, Barthes empuja más allá del rol del intelectual, o universitario, y nos habla a los plebeyos. La lucha por el lenguaje, es la lucha por el poder y Barthes sabe, por ende, comparte. Esos ensayos completos de Communications pueden ser más o menos accesibles, pero son como dice Barthes sobre la escritura viva, un acontecimiento.
3: Jeune femme de Léonor Serraille y Tan cerca/En todo momento/Siempre de Joyce Carol Oates
La comedia francesa viene buscando su tono comercial hace años. A veces falla, muy pocas acierta cuando se trata del mainstream. Cierta magia se perdió y no es para menos, los nombres que marcaron su época de oro son inigualables. Jeune femme aparece como una respuesta moderna y ágil a eso. Excéntricas, inalcanzables y perfectas, las francesas son así y es imposible odiarlas, aunque a veces estemos al borde de lo soportable, porque son en el fondo y por delante heroínas absolutas. ¿Qué cine mostró mujeres que son dueñas de si mismas? El francés. Y allá vamos.
Oates es una de las grandes escritoras americanas vivas. De no ser por Ozick sería la más grande. Insoportable para muchos, aburrida para otros, inabordable para demasiados. Es cierto que Oates escribe sin parar y a veces hay cosas mejores y otras no tanto. Una vez me preguntaron, ¿tiene libros malos Oates? Respondí que sí, pero con una salvedad: incluso cuando escribe mal, Oates, frente a la “competencia”, escribe bien. Este estreno de Fiordo no es la excepción.
4: Cecil B. Demented de Waters y Los elementales de Michael McDowell
Waters hizo historia en el BAFICI hace más de una década y demolió salas de la vieja sede del Abasto con esta joya llamada Cecil B. Demented. Lo sé porque yo estuve ahí y volvería a estar solo que mejor dejar ese recuerdo de juventud y fuerza tal cual quedó fijado en la memoria. Pero no tiene que ser así para el resto, hay que ver esta locura hermosa que contiene mil géneros. Comedia, terror, suspenso, parodia, todo se encuentra en la cabeza de Waters que lleva al máximo la guerra contra el cine comercial y encuentra por primera vez una película que se imponga al resto de su obra. Dejando su clásica escatología, Waters acá hace algo fundamental: le rinde tributo al cine.
Los elementales de McDowell es una novela de terror que se encontraba inédita en nuestro país. Favorita de Stephen King con motivos más que claros. Sacude desde un terror familiar, refinado y con lo que importa fuera de foco. Con algunas imágenes de crueldad inesperada en el comienzo, funerales en los cuales se chequea si los muertos están realmente muertos con la sencilla técnica de… apuñalarlos, McDowell tiene morbo, tiene gracia y escribe bien. Asusta, pero también tiene ribetes hilarantes que logran algo en el lector. Una tenue culpa por reír ante hechos terribles.
5: Suggs: La historia de mi vida de Julian Temple y Touching from a Distance de Deborah Curtis
Suggs, el ex cantante de Madness, entró en plena crisis. Los hijos se fueron de su casa, tiene 50 años y se le murió el gato. No le falta nada. En ese camino Temple se carga al hombro la idea de filmar algo diferente. Un stand up, un largo monólogo, una confesión en clave intimista, pero con las clásicas introducciones documentales de Temple, que reconstruye con humor y nostalgia la vida de una leyenda de la música.
Es difícil encontrar a alguien más complejo que Ian Curtis, sin duda la música dio decenas de personajes y artistas con altísima carga de complejidad pero algo tiene y siempre tendrá Curtis que pasan los años, pasan las generaciones y sigue firme ahí como testimonio de vida y leyenda absoluta. Con una traducción excelente, rareza en nuestro país, y la historia de una mujer que es viuda pero también narradora, testigo y protagonista, este libro, que es un clásico, se hace un lugar en la lista a puro oficio y corazón.