Notas al aire de octubre

Por Miguel Masllorens el 8.10.21 en Libres recomienda

Radiooooo, un mapa temporal de la música mundial

Radiooooo, con cinco ‘o’ por los cinco continentes, es un sitio web colaborativo nacido en Francia en 2013. Su objetivo es abrir horizontes musicales en tiempo y espacio a través de la música que sonaba en otros países y otras épocas. Fue creado por una familia de amigos djs y amantes de la música, que decidieron compartir sus colecciones de discos y el fruto de muchos años de investigación melómana. La dinámica es bastante sencilla e intuitiva: se elige un país en el mapa y se selecciona una década desde 1900 hasta la actualidad para empezar el viaje musical. Entre varias otras opciones, la plataforma ofrece la posibilidad de elegir la música según el estado de ánimo: música lenta (slow), rápida para bailar (fast) o más extraña (weird).

Los tesoros que constituyen esta discoteca en constante crecimiento provienen de la memoria colectiva de la humanidad, gracias a las miles de canciones enviadas continuamente por los usuarios. Una comunidad internacional activa con cientos de buscadores repartidos en todo el mundo, que cual embajadores de distintas culturas musicales del planeta, buscan, encuentran y comparten sus hallazgos.

“Todo el mundo es una especie de explorador hoy en día gracias al océano de información que hay en Internet. Para nosotros era obvio que el colaborador debía ser la clave del proyecto. La idea fue volver a poner al ser humano en el centro de Internet. Cada tema subido tiene una historia. Algunos se han digitalizado especialmente para nosotros.”

Benjamin Moreau, uno de los creadores del proyecto, explica que las canciones que pasan a formar parte del mundo de Radioooo se seleccionan sin la intromisión de algoritmos, y que la curaduría responde más bien a criterios y gustos personales. Los temas no son elegidos por su éxito comercial e incluso tampoco son necesariamente oriundos de cada región: la idea es mostrar lo que se escuchaba en determinado momento en cada país. No es una cuestión de exhaustividad ni de cantidad, el único objetivo es mostrar listas de reproducción de gran calidad.

“La música que emite Radiooooo es cuidadosamente seleccionada por nosotros. Quizás por eso no se parece a otros sitios musicales. Escuchamos cada una de las canciones que nos envían y solemos aceptar los temas que logran involucrarnos directa y emocionalmente. A veces una canción nos hace reír, a veces la calidad de la producción es hermosa, a veces simplemente nos sorprende. Tratamos de tener en cuenta que debemos o deberíamos aceptar sólo las propuestas que consideremos verdaderos tesoros.”

El número de países es muy abundante (aunque no estén todos representados) y es muy refrescante poder acceder a escuchar canciones diferentes a las que suelen pasarse en las apps de streaming más comunes. Es una alternativa creada para promover el intercambio entre usuarios con el objetivo de descubrir perlas raras y títulos atemporales. Una recorrida virtual por bateas de discos de todo el planeta, pero de forma artesanal, en tiempos de música digital armada a medida, de inteligencia artificial y algoritmos condicionantes.

«No tener algoritmos, crear una línea editorial distinta, significa subjetividad humana. La mejor manera de sorprendernos y ayudar a que los viajes musicales de la comunidad se expandan aún más, es contribuir con canciones de un país o de una década de la que aún no hemos descubierto su música.”

Dirigida exclusivamente a melómanos curiosos, la actitud que propone Radiooooo es la misma que subyace en un viaje: la de descubrir nuevos caminos nunca recorridos gracias a esta máquina del tiempo musical, soltar amarras y emprender una travesía por este mapa temporal de la música mundial.

Escuchá Radioooo acá: radiooooo.com

Viaje al centro del estudio de Jarre

Las ideas pioneras en música electrónica de Jean-Michel Jarre junto a sus multitudinarias producciones de espectáculos en vivo, han influido sin duda en varias generaciones de todo el planeta. De muy joven formó parte del mítico Groupe de Recherches Musicales (GRM), liderado por el maestro y compositor de música concreta Pierre Schaeffer, una experiencia reveladora que marcó una clara influencia a lo largo de toda su carrera musical.

“Empecé a hacer música electrónica en el GRM; mis profesores eran Pierre Schaeffer y Pierre Henry. Por aquella época usaba osciladores y grabadores de cinta; me dedicaba a experimentar con el sonido. Éramos un grupo de gente loca con instrumentos rarísimos pero con un enfoque novedoso. Entonces no tenía ni idea de que estaba explorando un nuevo territorio: lo único que hacía era crear lo que tenía en la cabeza.”

En 1976 grabó el disco Oxygene en un pequeño comedor convertido en estudio casero, utilizando tan solo una grabadora de ocho pistas. Una obra en seis secciones que tiende un puente entre la música experimental, la electrónica y la popular, y que se volvería su trabajo más icónico hasta el día de hoy. En 1983 lanzó Musique pour supermarché, disco del cual se masterizó una sola copia en el mundo, se destruyeron por completo los masters y fue emitido una única vez por la radio, para finalmente subastar la única copia en una campaña en apoyo a artistas franceses. Para el álbum Zoolook (1984) Jarre compuso bases y sonidos con palabras y frases de todo el mundo, tomadas de más de treinta lenguas y dialectos diferentes.

“Siempre he abordado el sonido de forma orgánica, mezclando instrumentos acústicos, instrumentos electrónicos y procesamiento sonoro. Al mismo tiempo, siempre intentaba equipar mi estudio con las herramientas más modernas, probando y añadiendo nuevas tecnologías. Era la mejor forma de explorar todos los conceptos que tenía en la cabeza. Para el álbum Zoolook viajé por todo el mundo para grabar samples de voces y sonidos de un modo muy tradicional y acústico, pero después usé el Fairlight en el estudio, que en aquel momento era el sampler más avanzado del mundo.”

La cantidad de colaboraciones que aparecen en sus dos recientes álbumes titulados Electronica 1: The Time Machine y Electronica 2: The Heart of Noise es realmente impresionante y cuenta con una élite de músicos y productores de electrónica jamás vista en un mismo disco. Se destacan nombres como Vince Clarke, Gesaffelstein, John Carpenter, Robert “3D” Del Naja, Tangerine Dream, Moby, Air, Lang Lang, Pet Shop Boys, Hanz Zimmer, Primal Scream, Peaches, The Orb, Yello, Jeff Mills y Cyndi Lauper, entre muchos otros. Además de esta serie de participaciones descomunal, en el tema Exit colaboró el experto en seguridad informática y consultor tecnológico Edward Snowden, conocido mediáticamente por filtrar información ultra secreta de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA).

“Esta exploración y esta mezcla de tecnologías me ha seguido a lo largo de toda mi carrera, desde el primer sintetizador modular hasta los sintetizadores polifónicos, los secuenciadores de batería, los teclados digitales y los plug-ins. Explorar nuevas tecnologías mantiene activa mi curiosidad y me inspira a ir más allá en todo lo que hago”.

En estos dos excelentes episodios de entrevistas breves en su estudio, Jarre ofrece una lúcida e inspiradora reflexión acerca de la historia y evolución de la tecnología en la música electrónica. De manera clara y fluida, repasa detalles de algunos de los discos más importantes su carrera, habla de sus obsesiones con el sampling y los delays, muestra su envidiable colección de sintetizadores y comparte apreciaciones personales sobre los nuevos tipos de plug-ins de producción y su horizonte de posibilidades.

Mirá los dos episodios acá:

Trent Reznor meets Bernard Herrmann

Trent Reznor y Atticus Ross, además de su labor en la reconocida banda industrial NIN, vienen desarrollando en paralelo una extensa faceta como dupla compositora de bandas sonoras para cine en los últimos años. Junto al director David Fincher trabajaron en una serie de películas entre las que se encuentran Gone Girl, The Social Network (con la que ganaron un Óscar y un Globo de Oro) y The Girl With The Dragon Tattoo. Para el último proyecto de Fincher titulado Mank (2020), que cuenta la historia del guionista Herman J. Mankiewicz (interpretado magistralmente por Gary Oldman) durante los días que escribe el guión del legendario film Citizen Kane (1941) de Orson Welles, el director de Seven volvió a convocar al dúo dinámico para plantearles un nuevo desafío. Para Reznor y Ross, conocidos por el estilo característico de bandas sonoras medidas, minimalistas y con rasgos tímbricos de instrumentación electrónica, trabajar sobre un drama biográfico de época generó un cambio radical en cuanto a los recursos y fórmulas de la dupla creativa.

“Creo que cualquier buen proyecto comienza con un nivel de incomodidad. Buscábamos algo interesante y que, si fuera en 1940, tuviera un enfoque experimental de cómo sonaría.” T. R.

Para esta nueva experiencia, los compositores decidieron utilizar exclusivamente instrumentos auténticos de la década de 1940 para grabar cada una de las piezas incluidas en la película. La gran mayoría de las grabaciones tuvieron que ser realizadas de forma remota debido a las restricciones impuestas por el COVID y esto implicó que cientos de pistas enviadas por músicos sesionistas tuvieran que ser sincronizadas y afinadas en un complejo proceso de postproducción.

“David dijo que pensaba que la película podía ser como algo que se hubiera encontrado en la bóveda de un estudio luego de muchos años, como algo que hubiera sido filmado en la misma época que Citizen Kane. La paleta musical abarca desde arreglos de big band y jazz de percusión rat-a-tat hasta piezas orquestales en un estilo premonitorio a las composiciones de Bernard Herrmann.” T.R.

Otra particularidad de la música de la película es que, adicionalmente a los pasajes orquestales y la recreación del sonido de las big bands, se tomó la decisión de que en lugar de utilizar temas reales de la época, la música diegética también fuera original – esto se refiere a la música que por ejemplo los personajes escuchan por la radio en el universo propio de la película. Un claro ejemplo de esto es el caso de la balada (If Only You Could) Save Me, donde es destacable la capacidad de ambos compositores para lograr escribir un tema como si fuera una verdadera canción clásica de los años 40.

La banda sonora oficial cuenta con más de cincuenta cortes y una duración total de una hora y media. Pero como si esto fuera poco, los fanáticos y melómanos ahora pueden deleitarse con la experiencia musical definitiva de Mank, el score completo, ya que recientemente los autores pusieron a disposición, de manera exclusiva en la plataforma Bandcamp, otras dos horas adicionales de música con material inédito no utilizado en la película, junto a varios demos orquestales de las sesiones del proyecto.

Al principio no estaban seguros si el sonido de Mank iba a sonar como un piano solo, una big band o una orquesta clásica, y admiten que la banda sonora de El Ciudadano sonó en el estudio para buscar inspiración, sólo para recordar lo que la música hacía ahí. Y así fue como el espíritu de las icónicas composiciones de Herrmann plagadas de motivos claroscuros, delinearon en Mank el perfil de una banda de sonido evocadora de los años cuarenta, llena de luces y sombras, con singulares atmósferas jazzísticas, lúgubres, y por momentos, también tenebrosas.

Escuchá la banda sonora de Mank con todo el material inédito que no se usó en la película acá:

Nik Nowak y sus tanques sónicos

Nik Nowak es un escultor y artista sonoro que realiza enormes sistemas de sonido mediante la reconstrucción de tanques y maquinaria de guerra. Sus esculturas sónicas con forma de vehículos militares armados con una gran potencia de decibeles, operan en los límites tolerables para reflexionar acerca de los efectos políticos y sociológicos de sonidos extremadamente fuertes.

Nowak aborda el tema de la guerra sónica no sólo desde una perspectiva artística o estética, sino también histórica y científica. Sus investigaciones aluden a batallas propagandísticas que se han librado en torno al sonido y el papel que los sistemas de sonido pueden adquirir como transmisores culturales o como armas acústicas de represión social.

Los sistemas de sonido militares suelen reproducir frecuencias muy altas para dispersar manifestaciones y grupos de protestas. El Dispositivo Acústico de Largo Alcance (LRAD / Long Range Acoustic Device), usado comúnmente por fuerzas de seguridad, puede emitir tonos entorno a los 3000 Hz, donde nuestro oído es más sensible y nuestra percepción del dolor muy alta. Los sound systems de reggae y los dispositivos de Nowak en cambio, poseen filtros que recortan este rango de frecuencias y alcanzan volúmenes muy altos con otras más graves y reconfortantes que emulan la misma forma sin dicha nocividad.

Estudio el abuso militar del sonido frente al uso civil del mismo y la evolución de los equipos militares hacia la música popular. Por ejemplo, el vocoder se utilizó por primera vez como máquina de codificación antes que como efecto para géneros musicales como el electro o el hip hop. O como el caso del soldado británico-jamaiquino de la Segunda Guerra Mundial que estaba en el departamento de guerra psicológica del ejército y se especializó en amplificación de alta potencia. Al regresar a Jamaica se convirtió en ingeniero de sonido y fue uno de los pioneros del movimiento de los sound systems de reggae. Se puede ver esta conexión en varios casos, en los que la gente se apodera de conocimientos y tecnologías utilizadas originalmente con fines militares. Para mí, el arte tiene el potencial de ser resistente, y es importante conocer las estrategias de poderes como el militar para poder resistir. El concepto de mimetismo consiste en analizar, comprender y “desempoderar” esas influencias.

Sound Panzer y The Mantis

Sound Panzer y The Mantis son los dos sistemas de sonido móviles creados por Nowak que combinan elementos de la cultura de los sound systems y la guerra sónica militarizada.

Las imágenes y las esculturas son estáticas, pero con la música es diferente, existe siempre en relación con el tiempo y se cruza con la física. Siempre consideré el sonido como un material escultórico y estructurador del espacio. Un material amorfo que nunca puede estar quieto. A su vez, los sistemas de sonido despliegan una forma escultural que permanece incluso cuando ya no hay sonido. Aún apagados siguen teniendo un potencial increíble que los hace fuertes como esculturas.

La construcción del tanque de sonido Sound Panzer tomó cuatro años y se hizo sobre la base de un vehículo de construcción japonés que Nowak compró en eBay. Le insertó un sistema de altavoces en la plataforma hidráulicamente elevable que consiste en tres subwoofers, seis medios y cuatro tweeters para crear un sonido con bajos muy potentes. El Panzer ha realizado presentaciones en festivales y acciones en la calle acompañando manifestaciones contra la exportación de armas por parte de gobiernos y empresas en zonas que han sido prohibidas por la Convención de Ginebra.

Una experiencia clave en mi vida fue asistir una noche a un club de reggae y dub cuando era adolescente, que fue como una epifanía. No era un sistema de sonido propiamente jamaiquino, pero se esforzaron por construir algo similar y honesto. Tuvo un valor terapéutico para mí. La música estaba procesada de tal manera que podía perderme por completo en el bajo y la batería. La energía física de los altavoces me hacía sentir que nadaba en la música, como si estuviera bajo el agua.

The Mantis es una estructura de dos toneladas con cuerpo de tanque y una grúa móvil equipada con una cantidad imponente de altavoces bocina que emiten frecuencias medias y altas en 360 grados por encima del público. Está inspirada en los camiones con altavoces utilizados en una serie de enfrentamientos sonoros que sucedieron en la frontera entre Alemania Oriental y Occidental en los años 60 durante la Guerra Fría. Con el apoyo de EE.UU. y Rusia, los dos gobiernos armados con unidades móviles con parlantes, utilizaron la tecnología de amplificación de la época para agredir y desmoralizar a soldados y habitantes con propaganda sónica desde ambos lados del Muro de Berlín.

La música de club puede ser brutal. Incluso en el espectro de lo que podría considerarse agradable, hay cierta violencia por la presión y el peso sónico. Ese aspecto casi masoquista del clubbing, puede que tenga algo que ver con la sobreactuación del ruido de lo cotidiano. El volumen intenso funciona como un sistema de auto-alarma. Te ponés en alerta máxima. Es como una producción calculada de estrés o de adrenalina. Cuando estás en alerta máxima, sos un ejército de un solo hombre preparado para enfrentarse a las ofensas del mundo exterior. En los últimos cien años, los seres humanos se han vuelto mucho más ruidosos, hasta el punto que la naturaleza parece más silenciosa, y nuestra vida cotidiana se ha vuelto tan ruidosa que ahora necesitamos producir un ruido auto-seleccionado. Cuando elegís ir a un club de electrónica, querés que la música esté lo suficientemente alta para que todo lo demás desaparezca.

Mirá la obra de Nik Nowak en este video:

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